domingo, octubre 29, 2006

Never say I have dreamed it

"No soportamos que nuestros allegados no estén al corriente de nuestras penas, no soportamos que nos sigan creyendo más o menos felices si de pronto ya no lo somos, hay cuatro o cinco personas en la vida de cada uno que deben estar enteradas de cuanto nos ocurre al instante, no soportamos que sigan creyendo lo que ya no es, ni un minuto más, que nos crean casados si nos quedamos viudos o con padres si nos quedamos huérfanos, en compañía si nos abandonan o con salud si nos ponemos enfermos. Que nos crean vivos si nos hemos muerto"

Mañana en la batalla piensa en mí
Javier Marías

Supongo que será una muestra más de mi misantropía (divino tesoro), pero siempre he sentido una atracción especial por las islas: sitios en los que refugiarse de ese pasado oscuro que acaba por ser descubierto por el extraño visitante, sitios en los que esconderse de ese fantasma que te persigue desde hace tiempo, sitios a los que se va a empezar de cero, construir una casa de puertas azules y meter tu maleta vacía en el altillo para que coja todo el polvo del tiempo, sitios a los que se va a encender el faro, sitios donde el agua de la tormenta te cura...

Hoy me he despertado y lo he meditado apenas unos segundos. La decisión la he tomado rápidamente y acto seguido me he desnudado, he pulsado el ON/OFF de la radio que está junto al lavabo y he comprobado con la mano que el agua estaba a la temperatura adecuada. Tras la ducha me he vestido, he comprobado que no me quedaba mucho dinero de aquí a final de mes y he salido por la puerta. Quince minutos más tarde me estaba tomando una cerveza con uno de mis fantasmas del pasado, o más bien del presente, enfrentándome a uno de esos puntos que te duelen tanto cuando te tocas, aceptando ese encuentro que evitaba desde hacía tiempo. Treinta minutos más tarde, me he sorprendido a mí mismo desenvolviéndome con naturalidad, con superioridad incluso y lo que es mejor, con tranquilidad, como si me hubiera curado…

Dicen que hay heridas que las cura el tiempo. Yo estoy de acuerdo hasta cierto punto: yo creo que para curarse es necesario irse a una isla y esperar a que llueva. Y nada de refugiarse de la lluvia, hay que salir a mojarse, dejar que se lleve todo lo malo, sudarlo, que te limpie por fuera hasta que quedes exhausto. Y cuando tu cuerpo vuelva a respirar como se merece, entonces coges y te vas andando hasta el faro y te tomas un chocolate bien caliente charlando con el farero, que es un hombre muy sabio, y le dices que eso que te dolía hacía tanto tiempo, que ya no duele tanto, que tenía razón en lo de la paciencia.

Las lluvias que empezaron hacen quince días me pillaron desprevenido en mi isla flotante y ante la imposibilidad de volver al continente, decidí quedarme. Y tras la primera semana lloviendo pensé para mí: “Esto pinta bien Spotless, seguro que este agua acaba por cerrar la herida”…


Hoy por la tarde, antes de irme andando al faro, me he secado al viento.

3 comentarios:

José Ignacio Montoto dijo...

El agua del mar, que va llevando arena...
Muy ilustrativo tu post querido Spotless.
Mira cómo se van las penas junto al agua del mar, mar de lluvia pasado.
Por cierto hoy luce el Sol!

Velvetina 103 dijo...

Me gusta mucho tu honestidad y el tiempo que dedicas para mostrarla...en este tiempo de vidas fugaces se agradece el que profundices en tus reflexiones...

Buen día!

GaLa® dijo...

Me encantan estos pensamientos tuyos, aunque a veces no los entienda mucho.Sigue así, chico. Be water...un besito